Empresarios y economistas ya empezaron a pensar en el día después. “Gane quien gane en junio, el 29 hay un programa nuevo”, opinó el economista de FIEL, Abel Viglione. Y a medida que se haga cada vez más claro que va a haber medidas, es probable que se adelanten también los problemas económicos y la conflictividad social.
Para Orlando Ferreres, al Gobierno no le quedaba otra que adelantar las elecciones “porque octubre tiene el peor pronóstico de recesión”. El economista señaló que “los ajustes van a tener que hacerse y cuanto antes vengan las correcciones necesarias, mejor”.
Ferreres dijo que lo que necesita corregirse es el “exceso de gasto público” y el “tipo de cambio retrasado”. El analista opina que el valor de equilibrio del dólar ronda los $ 4,20 y asegura que la devaluación “va a acelerarse luego de las elecciones”. La fecha electoral elegida tiene que ver con la disposición del Gobierno a usar toda la caja para atender subsidios, hacer obras y mantener el dólar entre $ 3,60 y $ 3,80 con intervención del Banco Central.
Previsiblemente, fuentes del BCRA negaron que luego de las elecciones se vaya a permitir una devaluación más escarpada: “el tipo de cambio no está atrasado”, recitan.
El Central cree que la previsibilidad cambiaria y financiera es sinónimo de estabilidad política y, por ende, la estrategia de la entidad es que la suba de la divisa sea gradual para evitar generar nerviosismo.
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