El Banco Central sigue comprando dólares y tras el pago del cupón del Boden 2012, el nivel de las reservas internacionales se acerca nuevamente a los 50 mil millones. Eso es bueno para la estrategia oficial de utilizar a la cotización de la divisa como ancla para los precios de la economía. Pero tiene otro costado que juega exactamente al revés. Y es el aumento en la cantidad de dinero que circula, que ante una rigidez de la oferta de bienes, termina presionando al alza de los precios.
En términos interanuales, la cantidad de dinero subió en junio a un ritmo de 23,2% en junio medida por el agregado M2 (base monetaria, más depósitos de los bancos en el BCRA más depósitos del público a la vista y a plazo). El programa monetario de 2010 preveía una expansión de 19%. Para julio se calcula que la expansión habría sido de más de 30%.
En un contexto de huida del peso, para evitar la erosión de la inflación en el poder adquisitivo, el ritmo de expansión parece excesivo y luce peligroso. La esterilización del BCRA es apenas parcial, un tercio de lo que se emite, a través de la colocación de Lebac y Nobac.
La titular del BCRA, Mercedes Marcó del Pont advirtió acerca de los efectos negativos a meses vista, pero la opinión de Economía (¿Olivos?) parece ser diferente. La idea que prima es la de seguir apuntalando la reactivación económica llenando de plata los bolsillos de la gente.
Es una carrera que puede dar resultados a corto plazo, pero a la larga la historia económica tiene pruebas suficientes de que la inflación termina ganando y ahoga la reactivación. La pregunta es ¿cuántos meses más pueden pasar antes de que eso eventualmente suceda?
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