domingo, 15 de agosto de 2010
El dólar y el yen vuelven a ser refugio seguro
Finalmente la Reserva Federal (Fed) reiteró que las tasas de interés se mantendrán excepcionalmente bajas durante un periodo prolongado y confirmó que no cambiará los estímulos financieros y seguirá comprando deuda pública y activos hipotecarios. Un mensaje de cautela sobre la marcha de la economía real, que se reforzó al día siguiente con un déficit comercial mucho peor de lo esperado para EE.UU. en junio.
Por estos motivos, al aumentar la aversión al riesgo, el euro sufrió un verdadero colapso, pero además se sumó la renovada incertidumbre sobre las economías periféricas europeas, lo que terminó por empujar a la moneda común a mínimos en la figura de 1,27 dólares y con tendencia bajista.
Un día después de aplaudir la decisión de la Fed de apuntalar la economía de ese país, los inversionistas comenzaron a preocuparse por las implicancias negativas de la medida, principalmente al advertir de que la mayor economía mundial aún necesita ayuda oficial excepcional. Los datos del miércoles que mostraron una ampliación del déficit comercial de los EE.UU. y las preocupantes señales económicas de China (desaceleró su crecimiento) y Japón (exportará menos) agravaron la angustia de los inversores. Hace apenas un mes había esperanzas de que, con los problemas de la deuda soberana europea temporalmente aplacados, la economía global podría evitar una segunda recesión. Sin embargo, el pesimismo mostrado por la Fed el martes pasado volvió a poner de relieve los riesgos que afronta la economía global, mensaje reforzado por una serie de decepcionantes datos económicos conocidos en los Estados Unidos, especialmente los relacionados con el mercado laboral (no se están creando suficientes empleos).
Y también el Banco de Inglaterra echó más leña al fuego, al revisar a la baja sus expectativas de crecimiento para este año. Con el renovado temor de un enfriamiento económico global, desde el miércoles los inversores salieron a buscar refugios seguros y eligieron al dólar y el yen japonés, que terminó la semana en niveles máximos de los últimos 15 años.
El desplome del euro durante las cinco jornadas de la semana pasada resultó de 500 pips registrando la caída más grande desde mayo. La moneda de la UE había cotizado el lunes en la figura de 1,33 dólares, cerca de los máximos en tres meses, pero no logró mantenerse y el miércoles, no solamente perdió ese nivel, sino que se desplomó más de 300 pips. Finalmente, en la última sesión de la semana, tampoco pudo encontrar un soporte sólido y, entonces, extendió su caída hasta 1,2750 dólares por unidad. El próximo dato que esperan los mercados para actuar es el de la inflación europea, que se conocerá este lunes. (J.A.N.)
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