viernes, 21 de mayo de 2010

Se enrarece más el mundo y complica a la Argentina


Una Europa incierta, señales ambiguas desde Estados Unidos, el canje de deuda que no sale tan bien como se esperaba, fueron estrellas que se alinearon para formar una constelación monstruosa. Todos los mercados mundiales cayeron, pero la renta fija y variable en Buenos Aires fueron las que más perdieron. Las acciones cayeron 4,1% y los bonos hasta 7%, el riesgo país trepó 9% a 850 puntos y el rendimiento del Boden 2015 en 15,3% marca el precio que pedirá como retorno un inversor interesado en prestarle hoy al país.
¿Casualidad? Los pronósticos de los analistas privados que apuntaban a un crecimiento superior a 5% para 2010 estaban fundamentados en los dólares de la buena cosecha de soja, las exportaciones a Brasil, en el consumo que fogonea el gobierno a través del gasto público, y un mundo de nuevo en crecimiento que jugaría a favor, sea demandando más productos argentinos o más propenso a prestarle dinero a los estados nacional y provinciales.
Pero se complicó todo. Mientras aquí se perdía el tiempo tironeando de las reservas del Banco Central el mundo cambió y ahora tiene otras prioridades, Brasil está devaluando y amenazó con tomar represalias igual que China (dejó de comprar aceite de soja) si siguen las trabas verbales a las importaciones, impartidas por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Aquí vale la pena detenerse un segundo: a) si la Presidente desautorizó públicamente a Moreno y dijo que no hay trabas para importar, pero b) los embarques siguen parados, entonces c) como Moreno es Néstor Kirchner, d) ¿no estaremos ante un conflicto matrimonial?
Es cierto: parte del problema viene de afuera. Pero desde aquí parece como que se quisieran complicar un poco más las cosas para aumentar el grado de dificultad, emitiendo señales que van a contramano de la generación de confianza y desalientan la inversión y el empleo.
Ante este escenario, quizás los economistas empezarán a revisar sus estimaciones de crecimiento para el año. Y los cálculos del superávit comercial. Y las proyecciones sobre el balance fiscal, que se verá resentido y sin el salvavidas del financiamiento voluntario que desde Olivos esperaban como el maná del cielo después de arreglar el tema de los holdouts.
¿Y la inflación? Debería moderarse. Pero aquí la lógica no funciona. Con una oferta de bienes rígida, sueldos 35% más altos y el gasto a full, podría darse la combinación de menos crecimiento y más inflación.

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