domingo, 16 de mayo de 2010

El segundo semestre que incuba Moreno (Kirchner)


Tres problemas se ciernen sobre la Argentina para la segunda mitad del año. Al menos dos, no existían, los fabricó el mismo Gobierno. El otro viene de afuera, una externalidad negativa.
El primero es inmediato y es la prohibición verbal de Guillermo Moreno a las importaciones de alimentos. No hay quien logre entender el propósito de una medida como esa, que no fue pedida ni por el productor más proteccionista de la Argentina. La relación entre lo que el país exporta y lo que importa en alimentos es de 20 a 1. Y, como ya sucedió con China, que prohibió las compras de aceite de soja argentino, también otros países como Brasil, México y los de la convulsionada Europa tomarán represalias. Resultado: el superávit comercial de 2010 quizás sea menos de los u$s 15mil millones que esperaba Cristina Fernández.
Segundo problema: la inflación. El Gobierno hace la vista gorda o en otros casos alienta aumentos salariales de más de 30%, que podrían ser aún mayores porque varios gremios se negaron a aceptarlos. Hay básicos que se elevarán 40%. Esto, junto a los aumentos en los planes sociales y las pasividades provocarían un nuevo salto en los índices de precios que, hasta ahora, se proyectaban a 20/30%. ¿Cuál será la inflación de este año si se da rienda suelta a los salarios en un contexto de oferta rígida de bienes y sin el freno del producto importado?
Tercer problema: la crisis fiscal y financiera europea, para algunos, sería favorable a la Argentina, que recibiría un flujo de fondos que buscaría destinos más seguros. Error. El esfuerzo del G7 está claramente puesto en resolver la crisis del Viejo Mundo. Por eso se tuvo que aplazar el canje de deuda que, seguramente será exitoso, porque muchos preferirán tener un bono vivo y no un bono muerto. Pero pensar que la Argentina volverá inmediatamente al mercado voluntario de capitales y que se matarán por prestarle miles de millones a tasas de un dígito es un voluntarista ejercicio finanzas ficción.
En síntesis, el país parece encaminarse a un segundo semestre de más inflación, menos superávit comercial y más dificultades para financiar el desfasaje del aumento del gasto público sobre los ingresos. Pero no hay que echarle la culpa a Moreno. Si alguien todavía no se dio cuenta, Moreno es el alter ego de Néstor Kirchner (foto).

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