domingo, 22 de noviembre de 2009

Apuro por cerrar nuevos créditos antes de fin de enero


Antes de fin de año la Argentina podría obtener financiamiento por unos 1.200 millones de dólares, a una tasa de 9,5% anual y en enero intentará regresar al mercado voluntario de deuda para colocar dos bonos por valor de u$s1.000 millones cada uno.
El nuevo préstamo es resultado del canje de deuda que están armando la Secretaría de Financiamiento con el grupo de bancos que integran el Banclays, el Citi y el Deutsche, entidades que ya analizaron la propuesta oficial y garantizaron una participación los holdouts por unos u$s 12.000 millones. El 10% de esa cifra la tienen que aportar aceptando la suscripción de un bono argentino. La tasa es la que perseguía y satisface a Néstor Kirchner.
Si vuelven a fluir fondos hacia la Argentina y se alivian de este modo las necesidades financieras, es altamente probable que pierda urgencia un acuerdo con el FMI. La recomposición de relaciones con el organismo que dirige Dominique Strauss Kahn solo tenía sentido cuando de ello dependía un acuerdo con los holdouts, necesario para conseguir nuevo crédito voluntario.
De todos modos, eso no alejaría la posibilidad de una incómoda revisión tipo Artículo IV por parte del FMI, porque surgió otro costado imprevisto: los países miembros del G-20, al que pertenece la Argentina, acordaron realizar una auditoría recíproca para evaluar la eficacia de las medidas de estímulo fiscal. La tarea de reunir todas las estadísticas, los planes y sus resultados le fue confiada al FMI. Y para fin de enero tiene que estar lista la primera evaluación. Quizás de allí el apuro por cerrar todos los nuevos créditos antes de esa fecha límite, cuando la Argentina podría ser cuestionada debido a la calidad de sus estadísticas y la imprecisión de sus planes, si es que llegara a presentar algo.

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