sábado, 20 de marzo de 2010
Superávit fiscal tuneado, gasto con Speed y más inflación
Pese al generoso aporte del Banco Central, el Gobierno sufrió en febrero una baja interanual del 24,7% en el superávit primario. La culpa es de la suba del 36% en el gasto, cuyo ritmo de aumento no se va a reducir. La presidente CFK fue enfática ayer: "Conmigo, el ajuste no. ¡No voy a ajustar a los argentinos! Si quieren el ajuste, que vengan ellos (los que piden un cambio económico) a gobernar". ¿Y la inflación? Bien, gracias.
Alentado por el reverdecer del canje de deuda, el ministro de Economía, Amado Boudou (foto) fue el encargado de dar la noticia y justificó el aumento del gasto por mayor coparticipación de retenciones a la soja ($ 410 millones) y la asignación universal por hijo ($ 700 millones).
El ministro precisó que el ahorro primario fue de $ 1.207,2 millones, frente a $ 1.603,9 millones de hace un año. Además, destacó que en el primer bimestre acumula un resultado de 2.240,8 millones.
Claro que Boudou se cuidó de aclarar que en la planilla del sector público de febrero se incluyeron entre los ingresos los aportes que le sacaron al Banco Central por $ 1.500 millones y del PAMI y la ANSeS por $ 300 millones. Si se descontaran estos ingresos extraordinarios, en realidad el Gobierno habría exhibido un déficit primario de 600 millones de pesos.
Todo parece indicar que la obtención de financiamiento para hacer frente a un alza de 36% en el gasto público no será un problema para el Gobierno. Ya está decidido que, ante la ausencia de préstamos genuinos, y el agotamiento de las cajas parafiscales, el fondeo provendrá de la emisión monetaria. Es decir, del impuesto inflacionario.
El límite, entonces, no vendrá por el lado de la falta de fondos, sino de los efectos del exceso monetario: más inflación, con sus eventuales, probables y delicadas consecuencias sociales.
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