El formulario 18 K/A y sus enmiendas ya fueron completados, en lo que se considera el último paso previo para que la Securities and Exchange Commission (SEC) de los EE.UU. autorice el canje de deuda argentina. Y, más importante quizás, derriba las objeciones que estaban presentando los reguladores europeos para realizar la oferta en el Viejo Mundo.
Hay analistas que, sin haberse realizado aún la propuesta formal, consideran que el canje es un hecho y estiman que la participación mínima será de unos 10 mil millones de dólares, es decir, la mitad del monto que la presidente Cristina Fernández planea regularizar. El máximo se calcula en torno de 75% o unos 15 mil millones. La clave está en la actitud de los inversores minoristas de Europa que fueron particularmente beligerantes contra la Argentina con sus tenencias que rondan los 6 mil millones de dólares de valor nominal.
Quienes están apostando al canje y a que se aleja el fantasma del default y a un reposicionamiento del riesgo argentino utilizan, entre otras, esta estrategia: vender Boden 2015, que es el título más parecido al que se entregará en el canje, o directamente vender Credit Default Swaps (CDS) de 5 años, ya que caerá el riesgo del país.
Se trata de una apuesta riesgosa, porque aún no está claro que el canje salga, ni que el resultado sea tan bueno como esperan en el Gobierno.
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