Los mercados hicieron implosión en Europa y América, luego de que dominara el ánimo de los inversores la preocupación por el menor ritmo de la economía global. Varios desaciertos políticos y una sucesión de malos datos económicos se conjugaron para producir la peor semana financiera desde que estallara la crisis global tras la caída de Lehman Brothers en 2008. El presidente del BCE, Jean Claude Trichet (foto) admitió que la eurozona se desacera y en EE.UU., donde aún no terminaron de digerir la caída del PBI en el segundo trimestre, se sumaron contradictorios datos de empleo (¡baja la desocupación pero suben los pedidos de subsidio!) y falta de definiciones de la Fed sobre la posibilidad de añadir nuevas medidas de estímulo a la economía.
Tras resultar insuficientes las compras de bonos del BCE y las colocaciones de deuda de España, se produjo una verdadera implosión de los mercados accionarios. Milán cayó 5,2%, Madrid 3,8%, París 3,9 y Frankfurt y Londres retrocedieron 3,4%. La corriente negativa se extendió a Wall Street, donde el temor por una eventual recesión afectó seriamente a los índices: el Dow perdió 4,2% para cerrar a 11.394,50 puntos; el S&P500 resignó 4,7% y quedó apenas por encima de 1.200 mientras que el Nasdaq de las tecnológicas fue el más perjudicado con una merma de 4,9%.
Las Bolsas americanas no pudieron evitar la tendencia global. El Bovespa de San Pablo se desplomó 5,7% y el Merval porteño cayó 6,01%, afectado por la caída mundial del petróleo y por la baja de más de 9% en los papeles de Tenaris.
El precio del crudo perdió 5,7% que finalizó a u$s 86,66 por barril, y arrastró también al oro, que cedió casi 1% a uEs 1.651 por onza al cierre de Nueva York. En Chicago cayeron fuerte los commodities agrícolas: el trigo bajó 3,3%, el maíz 1,6% y la soja 2% para quedar en 494,30 dólares por tonelada.
La renta fija se fortaleció en el mundo pero no en Buenos Aires. El Bono del Tesoro americano a 10 años se afirmó y su rendimiento se contrajo a 2,4230% anual, pero en Buenos Aires hubo fuertes caídas de hasta 4,7% como en el caso de los pares en pesos. El resto de los bonos en pesos perdió 2% en promedio, mientras que el dólar se afianzaba contra el peso a $ 4,1575 en el circuito mayorista, donde el Banco Central actuó en la punta vendedora y en casas de cambio se veían valores cercanos a los $ 4,20 para la venta. (Alejandro Colle, en Hora6)
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