Finalmente, en la última jornada de la semana, el primer ministro griego, Yorgos Papandreou, confirmó que su país había solicitado formalmente la activación del mecanismo de ayuda diseñado por el Eurogrupo y el FMI. Consecuentemente, dentro de dos semanas la comisión técnica del FMI, el BCE y la Comisión Europea que negocia con Atenas las condiciones de la ayuda y un programa de estabilización deberán hacer públicas sus conclusiones. Los analistas estiman que el importante paso dado por Grecia es el ortodoxo y es esencial para garantizar que podrá cumplir con sus objetivos financieros. Por otra parte, la supervisión del FMI será fundamental para asegurar que Grecia podrá llevar a cabo el ajuste necesario para salir de la crisis.
Las demoras en los acuerdos para ayudar a Grecia habían revivido temores e incertidumbre en el mercado internacional de divisas al inicio de la semana pasada, cuando aquel país se mostraba renuente a aceptar algunas condiciones exigidas por el resto de los países de UE. El ministro de Economía alemán había dicho que la ayuda del FMI podría llegar a 12.000 millones de euros, en línea con las estimaciones, pero agregó que su implementación debería esperar hasta que se vieran los efectos de las medidas de austeridad que debía impulsar el país heleno. Y el jueves la agencia Moody's recortó en un escalón la calificación crediticia de Grecia y la ubicó en revisión para una posible rebaja adicional, mientras la oficina de estadística de la UE informaba que había elevado su déficit público al 13,6% del PBI, en 2009. Mientras, en los Estados Unidos se concieron nuevos datos sobre la macroeconomía, que reforzaron la visión de que la primera economía del mundo transita el seguro camino hacia la recuperación. El euro se negoció con fuerte volatilidad, entre 1,3221 y 1,3519 dólares, no alcanzando las buenas noticias del viernes para revertir sus pérdidas anteriores. Al cierre, en New York, cotizaba a USD 1,3400. (ABC Mercado de Cambios)
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