domingo, 5 de septiembre de 2010
Mejor la economía y más apetito por el riesgo
La semana pasada dejó como saldo la impresión de que las economías a ambos lados del Atlántico, aunque lentamente, parecerían reacomodarse. Esa situación disparó el apetito por el riesgo, beneficiando especialmente a las monedas con activos de mayor rentabilidad, tanto en Europa como en los países emergentes más creíbles. Entonces, los especuladores redujeron sus posiciones largas en el yen, después de que marcara máximos de 15 años frente al dólar, en medio del temor a una intervención del Gobierno japonés en el mercado para frenar la escalada de su moneda, mientras que aumentaron las apuestas a favor del franco suizo. En la Unión Europea el BCE decidió el jueves pasado mantener las tasas de interés en 1%, el nivel más bajo en la historia de la institución, con el objetivo de apoyar la recuperación de la economía de la eurozona, habiendo anunciado que brindará a los bancos comerciales toda la liquidez que necesiten en las operaciones de refinanciación. Según los últimos datos, la economía europea aceleró su recuperación en el segundo trimestre del año con una suba de 1% del PIB en su conjunto, muy por encima del 0,3% y del 0,2% de los trimestres anteriores. En los Estados Unidos, inesperadamente, el dato sobre la confianza del consumidor resultó mejor de lo esperado y el precio de las viviendas unifamiliares subió 3,6% en el segundo trimestre. Los pedidos semanales de subsidio por desempleo resultaron menores y hubo un aumento inesperado de las ventas de viviendas y un incremento de los pedidos a fábricas. Finalmente, y ante una gran expectativa, el viernes se conoció el dato sobre el empleo, que si bien mostró que se perdieron puestos de trabajo en agosto por tercer mes consecutivo, la reducción fue menor y las contrataciones del sector privado superaron las expectativas, aliviando la presión para que la Fed tome más medidas para apuntalar a la economía. Por otra parte, el crecimiento de la actividad manufacturera se aceleró en China, un fenómeno que contradice las crecientes señales de una desaceleración global y que alegró a los inversores. Así, el euro se movió al compás de las noticias, con una fuerte volatilidad entre 1,2624 y 1,2896 dólares, cotizando en ese máximo al cierre en New York. (J.A.N.)
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