Los industriales advierten que el insólito proyecto gremial de compartir ganancias, no pérdidas, claro, con los empleados, esconde el caballo de Troya de la cogestión sindical en las empresas. Todas las grandes entidades empresarias se pronunciaron en contra de la iniciativa propuesta por Héctor Recalde, a quien se lo considera actuando como virtual mandatario del titular de la CGT, Hugo Moyano (foto).
No parece haber inteligencia ni en el contenido ni en las formas. La reciente extorsión del líder camionero a la empresa Siderar bloqueando sus plantas para cobrar a los Rocca una presunta deuda de transportistas contratados es otra muestra del clima de negocios que impera en el país. Pero también sirve para tener otra medida de la calidad de las instituciones, ya que hay conflictos que parecen zanjarse más rápido que otros, y de la seguridad jurídica, toda vez que la empresa del Grupo Techint terminó pagando lo que eventualmente correspondía a terceros.
Si alguien dijera que estos acontecimientos perjudican el clima de negocios y el incentivo para invertir y crear empleos, corre el riesgo de ser tildado de destituyente, más aún si incluye en la lista los embates contra Papel Prensa o el intento de demoler por implosión a Fibertel. Los números fríos parecen hablar otro idioma: la inversión extranjera directa neta en Argentina fue negativa en 2.100 millones de dólares en la primera mitad del año. Las empresas extranjeras giran utilidades y dividendos y las locales solo invierten en el margen, cuando no tienen más alternativa. La inversión real en porcentaje del PBI era de 23,1% en 2008, antes del conflicto con el campo; hoy es de 20,2%.
El mundo está jugando nuevamente a favor de la Argentina: la soja está en 400 dólares por tonelada; Brasil sigue pujante y con plata dulce para importar; China no para de comprar y financieramente los capitales apuntan a mercados emergentes buscando rendimientos mejores que los que ofrece hoy un mundo desarrollado en crisis.
La gallina volvió a poner huevos de oro, pero si la fábula tuviera que ser escrita para la Argentina de hoy, después de las retenciones móviles a la soja, la estatización de los fondos de pensión y la captura de las reservas del BCRA, el final sería diferente: no conformes con matarla, acá también se la comerían.
No hay comentarios:
Publicar un comentario