miércoles, 22 de septiembre de 2010
El modelo inflacionario ya produce resultados fiscales
El gobierno presentó ayer exultante los números fiscales de agosto: más de $ 2.700 millones de superávit. No es tan impactante medido en dólares (unos u$s 700 millones), pero lo correcto en la gestión oficial es que los gastos fueron unos 25 mil millones, contra 28 mil millones de ingresos. Si se le da crédito a las cifras oficiales, alivia que al menos se gaste menos que lo que se recauda. Muchos economistas venían advirtiendo, más allá de la percepción general, que el gasto en el primer semestre venía creciendo a un ritmo menor que la suba de ingresos. Algo de esto explica, en parte, el boom de los bonos argentinos en las últimas semanas. En los mercados se extiende la percepción de que Néstor Kirchner (foto) es efectivamente capaz de cualquier cosa, menos de dejar de pagar un bono. El problema es que el explosivo crecimiento del superávit es en el fondo consecuencia de la fortísima inflación, más la agobiante presión impositiva que está descapitalizando gravemente a las empresas, sobre todo a las pymes, por la injusticia de cobrar impuestos a ganancias falsas, que sólo responden al alza nominal de precios, nada que ver con la rentabilidad porque también los costos suben exponencialmente. Al Gobierno, en los números, el modelo inflacionario le está funcionando bárbaro: super recaudación y presunta solidez fiscal. Pero lo paga todos los días la clase media volátil, que cuando vota suele definir las elecciones como lo marca la historia reciente. Los guarismos fiscales de ayer son para celebrar. Pero debería hacerlo con más cautela el Gobierno. (www.radioelmundodigital.com)
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