jueves, 10 de septiembre de 2009

El oro en u$s 1.000: tentador y riesgoso al mismo tiempo


El oro volvió a estar en boca de los inversores, que ven al metal amarillo como un refugio para protegerse de la debilidad del dólar y la inflación que avizoran para la economía norteamericana. La onza troy superó la marca psicológica de los 1.000 dólares en Nueva York y se ubica en los máximos de los últimos 18 meses y hay quienes pronostican que podría alcanzar nuevos récords antes de fin de año. Los futuros del oro superarían el nivel de u$s 1.033,90 por onza que tocaron en marzo del año pasado, de acuerdo a una encuesta realizada por Bloomberg entre analistas especializados en metales. Y el oro para entrega en diciembre subió hasta u$s 1.009,70 la onza en la división Comex de la Bolsa de Nueva York, tras superar la barrera de los u$s 1.000 por primera vez desde febrero.
Todos coinciden en que hay una alta probabilidad de que las políticas fiscales y monetarias extremadamente laxas creen problemas de inflación y el oro tradicionalmente fue un refugio contra la suba de precios en la economía. Al mismo tiempo, se presenta como un refugio de valor alternativo porque el estatus del dólar como reserva mundial está cada vez más cuestionado, lo cual hace que se debilite su paridad, incluyendo al oro. Hay quienes en base a estos datos pronostican un precio de hasta u$s 1.200 este mismo año, es decir, un alza de 20% respecto de los actuales precios.
La diversificación hacia otros activos hizo que el billete norteamericano cayera a valores mínimos frente a una canasta de monedas internacionales. La creciente evidencia de una recuperación global llevó a los inversores a moverse hacia operaciones con monedas más riesgosas. Un alza en las acciones europeas y estadounidenses apuntaló más el apetito del mercado por el riesgo y redujo la demanda por el dólar como refugio seguro.
Pero también hay quienes advierten que comprar a los actuales precios puede ser una apuesta riesgosa. Desde la prestigiosa Lex Column, el Financial Times londinense recuerda que en los últimos años hubo una amplia variedad de escenarios económicos que dispararon picos en el precio del metal; como estanflación, pánico financiero, obsesión especulativa y pérdida de valor de las monedas.
“En 1980, cuando la onza llegó a u$s 850 (que sigue siendo un récord en términos reales) las economías occidentales estaban bajo la presión de la segunda crisis del petróleo y una inflación sin precedentes en el período de posguerra. En marzo de 2008, el oro cruza por primera vez la barrera de los u$s 1.000 porque se lo consideraba un refugio seguro mientras se tambaleaba Bear Stearns. Tocó el mismo nivel unos meses después cuando llegaba a su pico la fiebre de los commodities, y ocurrió lo mismo a mediados de septiembre, cuando el colapso de Lehman creó tanta demanda que hubo que trabajar horas extra para producir lingotes de oro”.
El hilo conductor de estos tres episodios es el temor. Y hoy hay temor por la solidez de la moneda que se usa para fijar el precio del oro. El promedio ponderado por el comercio exterior del dólar estadounidense contra seis divisas se ha acerca al punto más bajo en muchos años de cerca de 77, comparado con el nivel de 121 de hace ocho años.
Pero el FT recuerda que quienes compraron cerca de los máximos pasaron años hasta poder recuperar la paz mental. ¿O se olvidan que el oro cotizó a 200 dólares durante varios años en la década de los 90? El influyente diario financiero sostiene que “hay maneras más inteligentes de adelantarse a la inflación, entre ellas, los ladrillos, y hasta las acciones, que tienen retornos históricamente superiores”.

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