miércoles, 6 de enero de 2010

Otro barbarismo institucional del Gobierno: Redrado, ¿otro Cobos?


La suerte de Martín Redrado (foto) en el planeta K está echada, pero quizás este nuevo barbarismo institucional del Gobierno lo catapulte a una impensada dimensión en el universo de la política nacional.
Desde el momento en que el presidente del Banco Central resolvió dilatar la entrega de las reservas al Ejecutivo para el Fondo del Bicentenario, hizo estallar la ira en Olivos. “¡Pedile la renuncia, que se vaya!”, habría sido la instrucción. El objetivo: poner en su lugar a otro funcionario dócil y apurar la entrega de los u$s 6.569 millones en una cuenta del Banco Nación, evitando así que los reparos de la oposición y de la Corte Suprema prosperen al punto de abortar la iniciativa oficial, considerada vital para los K para seguir financiando la explosiva evolución del gasto público.
La actitud de Redrado es políticamente correcta. No alcanza con un DNU para hacer que un presidente del BCRA entregue las reservas al Ejecutivo. Estaría incumpliendo con lo prescripto por la Carta Orgánica del Central y sería pasible de causa penal, con prisión efectiva de hasta dos años. Por eso pidió dictamen a su asesoría jurídica, mientras prosperaban las advertencias de la oposición en el Congreso y del gobierno de San Luis ante la Corte.
Sin que se hayan pronunciado aún ninguno de los otros dos poderes de la Nación, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández avaló uno de los mayores barbarismos institucionales del Gobierno de Cristina Fernández. No puede el PEN pedir la renuncia del presidente del BCRA. Para justificarlo, Aníbal fuerza el argumento de que Redrado habría incumplido los deberes de funcionario público al no ejecutar lo mandado en el DNU. Y, si no alcanzara, también dice que Redrado le había puesto antes la renuncia a disposición de CFK.
Hace bien Redrado en resistir, porque para removerlo el PEN debe solicitarlo, con las correspondientes razones, a una comisión del Congreso. Esa comisión la integran dos legisladores de la Cámara baja, uno oficialista otro de la oposición, y dos del Senado, uno oficialista y otro de la oposición. El quinto miembro es el titular del Senado: el vicepresidente Julio Cobos, que podría emitir un nuevo voto no positivo.
Desde el punto de vista político, si se llega a esa instancia, la figura de Cobos volverá a agigantarse como ocurrió en julio de 2008, cuando se enfrentó a los K por la polémica resolución 125. Pero hay otra figura que se disparará al universo político electoral, sin importar el resultado. Y es la de Martín Redrado. Quizás este episodio lo catapulte a una dimensión mayor que la que imaginaba para fin de septiembre, cuando termina su mandato al frente de la autoridad monetaria.

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