jueves, 22 de octubre de 2009

Se formalizó el canje con los holdouts: volaron bonos y acciones


El derrumbe de 93,7% en la superávit fiscal de septiembre fue el prólogo más adecuado para lo que fue luego el anuncio de la reapertura del canje de deuda con los llamados holdouts. Ambos los formuló el ministro de Economía, Amado Boudou (foto), quien precisó que la presidente Cristina Fernández mandó al Congreso un proyecto de ley para suspender el cerrojo que impedía reabrir el cambio de títulos y que se suscribió con los bancos Barclays, Citi y Deutsche una carta compromiso para que presenten una propuesta cuyas condiciones deberían ser más favorables para el Estado que las de 2005.
En términos mensuales, los datos del superávit también revelaron el contexto de estrechez con que se mueve el Ejecutivo: el agosto el superávit había sido de $ 539,8 millones y cayó a menos de la mitad, a $223,2 millones el mes pasado. Es por esta razón que urgía apurar la regularización de la deuda con los bonistas que quedaron fuera del canje de 2005, para poder así regresar al mercado voluntario de deuda y obtener recursos para cubrir las necesidades de financiamiento del Tesoro Nacional.
Precisamente una de las condiciones del nuevo canje de deuda es que se suscriba un nuevo bono por entre 1.000 y 2.000 millones de dólares, con una tasa de interés que, según aspira Boudou, no debería superar un dígito. El monto final de los fondos frescos dependerá del porcentaje de adhesión al cambio de papeles.
Otras novedades de la nueva operación es que el Estado no pagará comisión alguna por el canje y, según el ministro, que “no va haber ninguna diferenciación entre los bonistas que hicieron juicios y quienes no, lo que significará en los hechos un perjuicio para quienes entablaron demandas, por los gastos que tuvieron”.
Para ser mejor que el del 2005, el nuevo canje que propongan los bancos debería aceptar una quita superior al 65% del capital adeudado. Boudou no abundó en detalles, pero las entidades intervinientes ya tendrían resueltos todos los aspectos necesarios para llegar a una operación exitosa. Según trascendió, se espera una adhesión superior a 70% de los 20.000 millones de dólares que están en default y se les reconocería a los bonistas los intereses caídos desde 2005, que serían cancelados con un nuevo bono a no menos de 7 años.
Los rumores acerca de la conferencia que posteriormente brindó el ministro impactaron favorablemente en la Bolsa y el mercado de bonos, donde se registraron fuertes alzas en las cotizaciones de las acciones –especialmente las del sector financiero- y en los precios de los títulos públicos, algunos de los cuales subieron 7%.
El alza de los bonos impactó favorablemente en el índice de riesgo país, que bajó de 700 puntos básicos. Los analistas esperan que siga el buen momento financiero y esperan que el indicador se dirija al área de los 500 puntos.
En materia cambiaria, la tendencia sigue claramente vendedora. El Banco Central suma diariamente 100 millones de dólares a las reservas y las compras que realizan no alcanzan para sostener la paridad de la divisa, que a duras penas se mantiene por encima de los $ 3,83.

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