El euro finalizó otra semana marcando máximos frente al dólar, esta vez de 1,4146, y los analistas técnicos dicen que a pesar de que no hay signos claros de reversión o corrección en la tendencia, los indicadores se muestran agotados al alza de la moneda única. El déficit comercial de los Estados Unidos aumentó en agosto después de que el país registrara un déficit récord con China, su mayor socio comercial. La Fed dejó bien claro ahora que comenzará pronto a aplicar una segunda tanda de medidas no convencionales para reavivar la economía, mientras que el Gobierno de Japón dejó abierta la posibilidad de una nueva intervención en el mercado de divisas, al asegurar que si es necesario se tomarán acciones "decisivas" para frenar la apreciación del yen, que en seis meses se ha revaluado 16%.
Operadores y analistas del mercado internacional de divisas no quedaron muy conformes con el resultado de la reunión que mantuvieron el fin de la semana anterior los representantes de los gobiernos que integran el FMI. Y por los pocos avances logrados para acordar acciones comunes se mantuvo latente el sentimiento negativo para el dólar, que continuó depreciándose frente al euro -marcando mínimos en 1,41- y las monedas de diversos países emergentes. Por ejemplo, el jueves dólar australiano alcanzó su mayor nivel y lo propio ocurrió con el rand sudafricano y el real brasileño, lo que obligaría a esas economías exportadoras a depender más del consumo doméstico para crecer, situación que no agradaría a algunos de sus gobiernos. Además, el dólar se vio afectado también por el dato sobre un nuevo aumento en agosto del déficit comercial de los Estados Unidos y las declaraciones de Ben Bernanke referidas a que el alto desempleo y la baja inflación harían necesarias nuevas medidas de alivio en la política monetaria estadounidense, destacando que se está aún evaluando qué tan agresivo debería ser ese estímulo. Los economistas dicen que una caída del dólar y el alza de las monedas de sus principales socios comerciales, especialmente China, es una condición necesaria, pero no suficiente, para equilibrar la economía mundial, que no debe depender tanto del consumo estadounidense.
Los países emergentes están respondiendo a una atemorizante avalancha de capitales que buscan escapar de las bajas tasas de interés de los países industrializados. Ese ingreso de capitales refleja el sentimiento de los inversores que descuentan que el crecimiento de los mercados emergentes será más rápido que el de los países desarrollados. Finalmente, la moneda única tuvo una fuerte caída el viernes por la tarde cuando, por las dudas, los operadores tomaron ganancias, después de que los analistas técnicos opinaban que los indicadores se muestran agotados al alza. Al cierre del viernes el euro cotizaba a USD 1,3974. (J.A.N.)
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