De la misma manera que es prudente desconfiar de las interpretaciones económicas y financieras de los políticos, es aconsejable no tomar demasiado en serio las lecturas que los financistas hacen de la política.
En medio de la conmoción por la muerte de Néstor Kirchner (foto) y la ausencia de mercado local por el feriado del censo, los activos argentinos terminaron en Londres y Nueva York con alzas de hasta 16% en los ADR de empresas privadas y un promedio de 10 puntos en los títulos públicos.
Detrás de este comportamiento había dos líneas de interpretación, quizás demasiado simplistas y desde luego, apresuradas. Por una parte, un tweet del gurú Nouriel Roubini, que estuvo la semana pasada en Buenos Aires, señalando que se abría una puerta hacia un escenario político más amigable para los mercados, y hasta tuvo la osadía de mencionar los nombres los eventuales futuros protagonistas. Otra corriente, como la plasmada en el portal de un influyente diario financiero europeo, interpretaba que la desaparición del ex presidente significaba el réquiem político del kirchnerismo.
Es cierto que este hecho producirá un cambio en el escenario político de la Argentina. Pero de ahí a concluir que la dirección que tomarán los acontecimientos es hacia uno u otro lado revela, en el mejor de los casos, la premura de tener que producir una opinión contrarreloj y a la distancia para un portal de noticias, sin conocer en profundidad la realidad argentina.
Nadie puede saber qué rumbo tomará la política y quiénes serán los protagonistas. El que lo diga hoy está mintiendo. Por eso, la suba de las acciones de Clarín esperando que terminen las diferencias entre el grupo y el oficialismo es una apuesta riesgosa. Creer que con la desaparición física de Kirchner se extingue la pugna con otras empresas por reclamos en el Ciadi o la resolución de contratos o tarifas, es casi infantil. Las subas casi 13% en los ADR de Pampa, de 16% en Edenor o el 11% en TGS no pueden ser leídas en otro contexto.
Fueron movimientos especulativos y los porcentajes, que en algún momento y en algunos casos superaron 25%, ocurrieron sin la referencia del mercado local y con escaso volumen de negocios. De hecho, los valores no pudieron sostenerse al final de la jornada. Y algo similar sucedió con los títulos públicos argentinos, que llegaron a subir hasta 10% en el exterior.
La cotización de los papeles argentinos tenía incorporada una prima de riesgo político. Esto es indudable. No es momento para recordar las razones. Pero de allí a deducir que esta prima de riesgo desaparece con la muerte de Kirchner… De hecho, puede desaparecer, como bajar, quedar igual o incluso aumentar. Depende de cómo, después del luto, se resuelva el tablero político del país.
(Alejandro Colle, en diario Hora 6, radioelmundodigital.com)
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