La crisis en la eurozona y la desaceleración de la economía norteamericana generaron una mayor aversión al riesgo, que a su vez provocó salida de capitales de la mayoría de los países emergentes, entre los que la Argentina no fue una excepción, y donde el reflujo se vio profundizado por factores domésticos.
Así lo afirma el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) en su informe de Octubre, donde indica que las “ventas de dólares del Banco Central (BCRA) alcanzaron, en agosto y septiembre del año en curso, a US$ 2.675 millones; a los que se agregan US$ 476 millones más en la primer semana de octubre, en un contexto de relativa estabilidad de los depósitos en pesos”.
Para el IAEF, a pesar de que se intensificó desde junio el ritmo de salida de capitales privados y hubo fuertes ventas de divisas por parte del BCRA, la Argentina inició último trimestre del año con elevado optimismo de la población y arrastre de fuerte crecimiento económico, impulsado por una reducción significativa del déficit comercial y sostenido crecimiento del gasto público.
Entre los factores que actúan como contrapeso, el IAEF destaca la desaceleración del crecimiento de los agregados monetarios privados y las tasas de interés domésticas más elevadas que en los meses previos.
Asimismo, el informe del IAEF indica que “el shock externo tuvo un impacto adverso en los precios de los granos que, más allá de una recomposición en los primeros días de octubre, implica un arrastre negativo para el último trimestre, disminuyendo la capacidad de compra externa” de la Argentina.
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