martes, 11 de octubre de 2011

Fitch alerta sobre el impacto local de la crisis mundial

La calificadora Fitch alertó que, si EE.UU. entra en recesión y si hay un frenazo de la economía china, la Argentina podría enfrentar presiones monetarias mayores, destacando que queda poco espacio para maniobrar fiscalmente. Pero la calificadora canadiense DBRS piensa exactamente lo contrario: le acaba de subir la nota a la Argentina, argumentando los progresos realizados para regularizar la deuda en default y por las perspectivas de crecimiento positivo del país. Y, por si fuera poco, la agencia Moody’s, que tanto nos vino castigando, acaba de anunciar que “la Argentina tiene una calificación muy baja y difícilmente caiga más”.La situación económica global es inquietante. Hace dos semanas la calificadora Standard & Poor’s le bajó la nota a Italia, por considerar que será el próximo país dañado, detrás del colapso de los griegos. Y esta misma semana Moody’s Investor recortó la calificación de los bonos italianos en tres escalones, en un nivel menor al de Estonia, manteniendo un horizonte negativo, avisando que puede haber notas más bajas más adelante. Y Fitch le bajó la nota a España.
Con estos movimientos de fondo, el economista Stephen Roach, de Morgan Stanley, advirtió que se vienen tiempos de menor crecimiento económico: “Europa probablemente ya esté en una recesión suave y Estados Unidos bien podría unírsele, pero es poco probable que la turbulencia económica global alcance las profundidades de la crisis del 2008”.Para la Argentina, la situación actual es de una soja de u$s 430, cien dólares abajo en un mes; el real brasileño que se devaluó 20% en las últimas semanas y una dolarización creciente de portafolios, mientras se angosta el superávit comercial. Son señales de alarma. El economista Bernardo Kosacoff advirtió que “no estamos frente a un tsunami, pero la situación es delicada; hay luces amarillas por todas partes, por la devaluación de otras monedas, el exceso de producción en el mundo y el mayor proteccionismo. El yuan chino acumula un 30% de devaluación frente al peso, y el mundo ya no nos juega tan a favor”.

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