En la madrugada del jueves los países integrantes de la Unión Europea lograron ponerse de acuerdo sobre los tres temas principales que motivaron el encuentro y pudieron contener así la marea de desconfianza que inundaba los mercados. Los tenedores de deuda griega sufrirán una quita del 50% y el país recibirá un paquete de ayuda de 130.000 millones de euros, la banca se recapitalizará con 100.000 millones para tener un mayor colchón anticrisis y el fondo de rescate se apalancará para tener una capacidad operativa de un billón de euros. Sin embargo, tras el cónclave los líderes europeos aseguraron que "hacen falta más acciones para restaurar la confianza". El punto más conflicto era lograr que los bancos aceptarán una quita de 100.000 millones de euros de la deuda, porque de no lograrse un pacto voluntario, el probable default de Grecia hubiera desencadenado una reacción de contagio de proporciones desconocidas.
A partir de ahora habrá que consensuar los alcances y condiciones del acuerdo, siendo necesario que quede clara su voluntariedad para que no se activen los mecanismos de seguro de crédito, generando potenciales pérdidas en las entidades. También se aumentará la potencia del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) a través de un vehículo de inversión que podrá apalancarse. Dicho instrumento podrá captar financiación pública y privada, sumando al FMI y países como China para que aporten dinero. Además, la UE obligará a los 70 mayores bancos europeos a alcanzar antes de julio de 2012 un capital de máxima calidad del 9%, lo que les obligará a recabar recursos por 106.000 millones de euros. Por otra parte, los bancos que estén inmersos en procesos de recapitalización no podrán repartir dividendos o bonus para los empleados hasta que cumplan los objetivos requeridos. El jueves, tras conocerse los resultados de la cumbre, la euforia cundió en los mercados. Así, el euro emprendía una rápida escalada y llegaba a cotizar en la figura de 1,42 por dólar, con máximos de 7 semanas. Mientras, en los Estados Unidos se confirmaba que el crecimiento económico en el tercer trimestre alejó el fantasma de la recesión, al menos momentáneamente. En efecto, la lectura inicial del PBI estadounidense creció de junio a septiembre a su mayor ritmo en un año, el 2,5%, gracias al aumento del consumo que sostuvo a la mayor economía del mundo durante los recientes meses estivales. Todo ha contribuido, entonces, a que ocurriera una fuerte suba del apetito por el riesgo y, entonces, los inversionistas buscaron los activos de mayor rentabilidad para invertir sus capitales. Al cierre del viernes el euro se negociaba en New York a 1,4150 dólares. (J.A.N.)
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