La presidente de Brasil, Dilma Rousseff (foto) instruyó al ministro de Hacienda, Guido Mantega para que mantenga la devaluación del real y según trascendió en medios brasileños, la intención sería la de devaluar el real frente al dólar hasta llegar a los 2 reales por unidad norteamericana.
Sin embargo, en la reapertura de los mercados tras el feriado del miércoles, la moneda brasileña se mantuvo firme y cotizaba por debajo de los 1,75 reales.
Algunos economistas afirman que un nivel de 2 reales por dólar no afectaría la competitividad de la Argentina. Sin embargo, cuando a fines de septiembre la moneda brasileña se acercó a esa paridad se encendieron luces de alarma en Buenos Aires. El consumo en el vecino país se está resintiendo y generó ajustes en la producción automotriz.
Una devaluación de 14% en el real desde su actual nivel favorecería las exportaciones de Brasil y encarecería las importaciones, lo que afectaría a la Argentina, que ya tiene un déficit comercial de u$s6.000 millones este año, según los cálculos privados.
El gobierno argentino sigue con atención lo que sucede con la demanda brasileña no se desacelere. Ayer el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) reveló que en agosto cayó 0,4% el consumo minorista, con retrocesos por primera vez desde abril en la venta de alimentos, bebidas, zapatos y combustibles.
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