jueves, 24 de febrero de 2011

El modelo K ante el riesgo de implosión

Escribe Alejandro Colle

Implosión: Acción de romperse hacia dentro con estruendo... (drae)

Varios datos económicos preocupantes coinciden hoy y, alineados como en una constelación, sirven para explicar por qué los títulos públicos argentinos se desplomaron hasta 8,6% y se mantiene recalentado el circuito cambiario con un precio de 4,21 pesos para el dólar que surge de triangular bonos entre Buenos Aires y Nueva York.
Primero: se confirmó la fuerte caída del superávit comercial. En enero fue 58% menor al mismo mes de 2010, y alcanzó a apenas u$s 513 millones. Se aceleró el aumento interanual de las importaciones (52%) y no mejoran las exportaciones (22%). La proyección anual apunta a un superávit de u$d 6.000 millones, prácticamente la mitad del saldo de 2010.
Segundo: con la crisis en Oriente Medio y el Norte de Africa el petróleo los 100 dólares por barril y amenaza con detener el crecimiento mundial. Para Argentina, que es importadora neta de energía, significa un aumento de u$s 2.500 millones en las compras al exterior de gas y electricidad.
Tercero: el superávit fiscal que dio a conocer Economía no sería tal si se excluyen de la contabilidad a los aportes de ANSES y organismos oficiales. Para las autoridades, enero cerró $ 2.105 millones arriba, pero la realidad es que tanto el superávit primario como el resultado financiero de las cuentas del Tesoro cerraron en rojo: $ 422,2 millones y $ 2.309 millones respectivamente.
De esta forma se advierte que se están resquebrajando los pilares del modelo K y de no acertar con las respuestas podría terminar en implosión. La proyección de un menor saldo comercial explica las medidas aisladas para obstaculizar algunas importaciones, pero que al final del día no tienen efecto en el resultado (el grueso son compras externas son de energía y bienes de capital). No se entiende por qué no se agilizan exportaciones en vez de exponerse a represalias de los socios comerciales.
En un contexto de inversión insuficiente y rigidez de oferta, el freno a las importaciones amenaza con frenar el crecimiento y aumentar todavía más las presiones inflacionarias, aparte de los incrementos salariales que rondan 30%.
La falta de respuestas adecuadas o la negación de los problemas reales, las trabas al normal funcionamiento de los mercados (externo, granos, cambio) solo agregan leña al fuego de la preocupación y enciende expectativas negativas, que se traducen en demanda de activos de resguardo: dólares.
En enero la formación de activos externos fue de u$s 1.400 millones y la proyección inicial, sin más nerviosismo y sin incorporar el componente político del año electoral, apunta más a u$s 16 mil millones que a los u$s 12 mil de 2010.
La cuenta no es muy difícil y el argentino medio intuitivamente la hace aún sin tener formación económica: si este año no sobran tantos dólares comerciales, se gastarán u$s 10 mil millones para pagar deuda y la dolarización de carteras apunta a u$s 16 mil millones, entonces faltarían unos 20 mil millones de dólares. ¿De dónde saldrán? ¿Aceptará el Gobierno bajar las reservas a menos de 30 mil millones? ¿Dejará de pagar los bonos? ¿Frenará la dolarización con más controles?
Las reacciones que se están observando son perfectamente racionales: si escaseará la oferta y además se restringirá el acceso a un mercado, entonces la demanda se acelera y los precios tienden a subir. No debe extrañar entonces que la brecha entre el dólar de casas de cambio y el “blue” sea de casi 5%, que el contado con liquidación de bonos esté por encima de 4,21 ó que los títulos públicos hayan caído hasta 8,6% en el día y más de 15% en menos de dos meses, mientras los bonos cortos en dólares no caen porque son un atajo que toman las empresas para hacerse de divisas y sortear el límite de 2 millones mensuales autorizados por el Banco Central.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Búsqueda personalizada