Como era de prever, comenzaron a publicarse en el mundo comentarios sobre la decisión del Gobierno argentino de prohibir o demorar el pago de las importaciones. El tema fue tratado en una extensa nota aparecida el martes pasado en The Wall Street Journal, de New York, en la que se informaba sobre las políticas de sustitución de importaciones impuestas en la Argentina. Al respecto, se enfatizaba especialmente que las medidas adoptadas “convierte al país sudamericano en uno de los más proteccionistas del mundo”. Mientras, los fundamentos del aparente éxito del cepo cambiario impuesto por el Gobierno desde fines del mes pasado son los siguientes: 1) fuerte control de la demanda minorista a cargo de la AFIP, 2) obligación de las empresas de informar a los bancos sobre sus compras de divisas con 10 días de anticipación, 3) prohibición de compras mayores a los USD 500.000 sin autorización expresa, 4) mayor demanda estacional de pesos por parte de las sociedades e individuos en general para hacer frente a los gastos de fin de año, 5) obligadas ventas de las empresas mineras y petroleras, la repatriación de fondos por parte de las aseguradoras y las habituales ventas de los grandes exportadores de granos y productos oleaginosos.
Todo ello permitió que el BCRA se convirtiera, entonces, en el único comprador de última instancia. Pero al mismo tiempo crecen las opiniones de que esta aparente tregua cambiaria sólo es consecuencia de los hechos enumerados y que la situación creada podría corregirse en un futuro no muy lejano, dado que los grandes importadores han sido obligados a suspender sus pagos al exterior y asumir así una impensada deuda con sus proveedores externos, muy difícil de entender y menos de justificar y, probablemente, con consecuencias negativas para el país.
Es cierto también que han disminuido los retiros de fondos de los bancos, pero han caído fuertemente los préstamos para la prefinanciación de exportaciones y ahora es el PAMI el que financia el déficit del Estado. La semana pasada el MULC argentino fue escenario de algunas circunstancias especiales, como lo fueron las importantes compras que debió realizar el BCRA para mantener la paridad actual del peso frente al dólar. En efecto, al cabo de las cinco jornadas agregó así a sus reservas USD 1.012 millones y por eso al cierre del viernes aquéllas sumaban USD 46.265 millones, con un incremento semanal de USD 1.205 millones, según cifras oficiales aún no ajustadas. El volumen operado entre entidades aumentó fuertemente hasta USD 2.297 millones, con un promedio diario de USD 459 millones y mostrando un 23% de aumento, habiéndose registrado el jueves el mayor movimiento al negociarse un total de USD 707 millones. El tipo de cambio cierre del Banco Nación se mantuvo estable en $ 4,2920. El mercado de futuros no mostró nada para destacar. (J.A.N.)
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